HOMERO



viernes, 23 de septiembre de 2011

LA CARTA NO ESCRITA (ESCENARIO TIWINTSA) :




    Pensamos que la vida es eterna, nos pertenece, y la muerte no existe.
    No, la vida y la muerte es un minuto, un instante.
    Un recuerdo lejano.
    Es un mensaje que dice: Murió un soldado, el cabo, el teniente.
    Un tiro, una trampa.
    Te preguntas por qué no fui más bueno, más justo, mejor padre o mejor hijo.
     Ya no hay caricias, no hay aplausos.
     Todo se vuelca a una sola cosa, la vida o la muerte y prefieres la vida.
     Te aferras a ella. ¡Te gusta tanto! Pero sientes la muerte cuando el herido de muerte estrecha tú mano como despedida, y te pide que escribas la última carta.
      A los hijos que adora.
      A la esposa que ama.
      Me niego a escribir, para que se aferre a la vida.
      Me voy para el cielo,
      Un sueño he cumplido, a papá no le esperen.
      Amaré a mis hijos más allá de esta vida.!
     ¡ Quiero que escribas!
     Le pido se calle, que no diga más cosas.
     El sabe o presiente que se le va la vida. Me aprieta la mano como última seña.
     Le pido que aguante, que le esperan los suyos.
     Termina diciendo: ¡Llevaré en mi alma el recuerdo vivido.!
     Siento que se quiebra el respiro, y me culpo por no haber escrito su carta.
     Me duele el alma, inclino mi frente por reverencia; ya es tarde, me digo.
     El lodo, no siento.
     Quiero pensar que la lluvia que cae es lo que baña mis ojos.
     Acaricio su cara. Ya no responde. Le abrazo y le digo:
                        ¡Cumpliste tu sueño, de morir por la Patria!

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